El laberinto de confusión de estos tiempos hace que cualquier agujero del queso de Gruyere sea visto como salida de emergencia, resquicio de aire o puerta de atrás para esquivar el pesimismo. Roedores burlando la trampa, destapando realidades y tratando de ponerle el cascabel al gato en forma de canción más que protesta.
La Llave escupe un disco con una visión costumbrista de lo que nos toca vivir, cantan desde un punto de vista comprometido que no panfletario, un disco de textos crudos y campechanos que, con tono burlesco y polvo del camino desgranan una cotidianeidad gris y agitada. Aluden a la crisis de las mil caras desde una postura de barrio, le cantan al INEM, al amor y el desamor, evocan la tristeza desde la poesía urbanita y dejan entrever una actitud picaresca de deshollinadores, cantando en los tejados, haciendo mil equilibrios para aguantar, desatascando el hollín de la ciudad y mostrando en sus canciones la contaminación que no se ve a primera vista con golpes de realidad palpable. Esta actitud canallesca y natural evoca a bandas de la escuela de La Cabra Mecánica, (de hecho Lichis produjo su disco cuando hasta hace no mucho tiempo eran Los Fulanos y la Mengana band) y algo queda de todo eso; frescura, guiños al country, ecos del sur y mucha sinceridad para transmitir esperanza y rebeldía. Estas premisas conviven con las aportaciones de este nuevo proyecto.
La fórmula de este discurso tiene guiños de cantautor de folk urbano, rock&roll sureño, herencia de grupos de la movida, country en castellano, incluso aires mediterráneos que cautivarían a un Carotone o un Caposella y un punto fronterizo que lo saca de lo común. La producción deja muy claras las intenciones de esta asequible ensalada de tendencias. Nos encontramos ante un exponente del pop de carretera, música para hacer kilómetros con influencia americana y toque latino con pinceladas de acordeón. Un disco en el que un brindis de tequila encaja en la barra del bar más castizo del rastro en domingo de entretiempo.
Este album de debut es una Llave que abre ventanas para que corra el aire además de trampillas de sótanos en los que se cuece una revolución. "Como ratones..." es un disco de lucha honesto y claro, un salto mortal de tristeza al vacío y retrato de contrariedades de nuestro tiempo. Un canto para hacer más llevadero el encontrar ese agujero gracias al cual duele menos respirar.
Ni siquiera en las garras de un gato un ratón es presa fácil. Buen viaje, escurridizos de barrio.
Antón Balandria.
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