DIARIO DE NADIE
(microrrelato)
Día 25
Martes
Hoy
ya me encuentro mucho mejor. Ayer
resultó ser uno de los días más estúpidos, absurdos e insípidos
que he podido vivir, y no sólo aquí (tengo presente el alcance de
esta afirmación). El caso es que representó todo lo malo que se
dice de los lunes. Pero hoy es martes. Nada que ver. Otro mundo,
aunque sea consecuencia del mismo y nuestra perspectiva o qué se yo
qué cosa haga que sea diferente. Me reafirmo en la creencia de no
ser dueño de mis emociones, lo cual me hace humano, susceptible de
ser víctima de los mecanismos de la mente que nos domina. Me resta
aprovechar esta inercia y sacar algo productivo de todo esto antes
de despedir la vigilia, cosa que ayer, lunes de mierda, me fuera del
todo imposible.
Día
26
Miércoles
Me
las daba yo de martes y resulta que fue no malo, peor, peor que este
último lunes sumado a los veinticinco anteriores, ¿cómo puede
cambiar un día tan drásticamente no ya de la noche a la mañana,
sino en cuestión de minutos? Pues sí, cambia, y no es la primera
vez así que no sé por qué me sorprende. Me encomendaré al Gran
Miércoles, como en aquella película setentera de surferos que
desafiaban al dios Neptuno para robarle las olas.
Día 27
JUEVES
La
cosa no avanza, el estancamiento es patente y no hay visos de
progreso; por contra, todo se vuelve silenciosamente extraño y
oscuro. Las noches se visten de un gris que amenaza tormenta cuando
muere el día, y un turbio presagio se abate sobre la consciencia
mientras el nuevo amanecer,una vez más, es un lamento callado,
colmando de bruma la incertidumbre. Es momento de levantarse y hacer
frente al temor que a todos nos invade de una u otra forma.
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Día 28
VIERNES
Los
jueves son terribles, siempre lo fueron, días en que siempre pasan
cosas, cosas relevantes en mi caso, y la mayoría de esas cosas,
malas, por eso no esperaba buenas noticias ni mucho menos, al
contrario, me agazapé como un conejo esperando un relámpago
premonitorio de una electrocutación instantánea. De un modo u otro,
alguien debe morir esta semana.
1
de marzo*
Sábado
¡Por
fin
viernes! Eso decíamos en el instituto pensando en un fin de semana
glorioso cuando sonaba la campana de las tres. Claro que eso fue
mucho
antes de todo lo que vendría después, y todo, se reduce a cargarme
al primer mamón que se me cruce cada sábado saciando una sed que no
deja de rugir en mi interior. Es superior a mi alma, si ésta
no ha abandonado ya mi cuerpo.
Día
2
DOMINGO
El
asunto se puso feo, todo se ponía en contra pues acabé
enamorándome, fue todo tan estúpidamente bonito que me daban ganas
de vomitar, así que cuando se puso en plan rancia le rebané el
cuello con un vaso roto. Después salí del baño y pedí otra copa,
espero que esta vez me detengan, ¡no sé por qué mierdas hago estas
cosas!
Día
3
LUNES