Seres

Endiablada noche que precede a un nuevo día. Se presumen días fríos, de incertidumbre contrastada. Entra de lleno un nuevo invierno, calado hasta los huesos de no saber hacia dónde conduce el camino que me guía confío, sobre todo, confío. Confío en mí. Si he llegado hasta aquí después de todo, ha de ser por alguna razón de peso, y daré tal confianza a la providencia pues, qué otra cosa nos trajo a este lugar si no al que pretendemos sobrevivir.

...

... un día difícil

Henry quebró el silencio algo incómodo. La cena prometía ser cuanto menos divertida, pero algo sucedió en aquel inesperado encuentro.

- Si me ocurriese algo en casa, y dado que ya vivo solo.. ¿creéis que los gatos se comerían mi cuerpo? No sé, imaginad la situación: pasan las horas, nadie acude extrañado por mi ausencia.. los días.. 

Una mosca cruzó la mesa. El silencio continuó tras el zumbido. Henry observó rostros vacíos a su alrededor y comenzó a trocear el pollo asado servido. A Helen le encantaba comer pollo asado en Navidad en casa de sus abuelos y sin embargo, tenía la mirada perdida. Siendo tan perspicaz, no pudo al menos salir al escenario dialéctico con alguno de sus ingeniosos comentarios. En cambio Roger parecía mirar al anfitrión con recelo tras la cuestión planteada. Tampoco abrió la boca. Roger y Henry se conocieron en una entrevista de trabajo convocada por unos analistas de Essex en Londres. Ninguno consiguió el empleo, pero una espontánea amistad surgió en aquellas oficinas. Después pasó lo de Helen. Lo de Helen con Roger. Su querida esposa follando en su propia cama con aquel hombre a quién, pasados los años, llegó a estimar de un modo casi reverencial. Pero ya habían pasado más de dos horas de aquello, y a Henry le había dado tiempo a preparar el asado y colocar su mejor vajilla para la ocasión. Al llegar a casa, después de una dura jornada de trabajo, su mundo se desmoronó. Y perdió el control. Todo transcurrió en menos de dos minutos. Apenas hubo forcejeo.

Henry prosiguió con la cena sin más, pensando en si realmente sus gatos serían capaces de devorar un cuerpo humano en aquella hipotética situación. 

Otro día

Apago dos cosas, mi cigarrillo y la luz del dormitorio. Y la habitación apesta, aunque eso ya lo sabía, también apestan muchos comentarios que tengo que escuchar y no digo nada. O sí. La cuestión es que ando a oscuras tratando de ser honesto conmigo mismo. Y con este frío al que no acabo de acostumbrarme.. pero claro, es Enero. Continuaré aseverando de lo provechoso que resultó el día de hoy, aquí, desde su noche ya concluida. Entre el humo que se escapa y la música de Mahler. Hoy no pude sino reafirmarme sobre la capacidad que tenemos las personas de levantarnos ante los problemas, muchos de los cuales no pasan de la primera letra para algunos y para otros se escriben con mayúsculas, tendencia a la exageración más abrupta. Y a esto me refiero cuando estos últimos se ven fuera de su zona de confort ante tales desastres contra natura. Una casa con jardín debilita la creatividad, si alguna vez ha residido esta en el individuo. Y como decía de lo provechoso de este último día vivido entre paredes frías, olor a heces y orín de gato, voces apócrifas del vecindario con crisis de verbo exacerbado e inconvenientes tecnológicos acaecidos, es que he sobrevivido un día más a la especie humana y sus elementos.